Memoria de Actividades 2024
Africa Directo
Querid@s AMIG@S,
Al mirar hacia atrás y pensar en este año, siento una gratitud enorme. No porque haya sido un año espectacular ni lleno de grandes gestos, que
también lo ha sido, sino precisamente por lo contrario: por haber sido un año en el que la ayuda ha podido fluir con calma, sin sobresaltos, dejando espacio para que muchos proyectos siguieran creciendo de forma tranquila, sólida, constante. Hay un valor muy especial en esa estabilidad, y eso os lo debemos a vosotros: los soci@s, padrin@s, voluntari@s y bienhechores de Africa Directo.
Quiero daros las gracias por acompañarnos un año más. Gracias por confiar, por sostener, por mantener vivo este compromiso que va mucho más allá de un proyecto concreto. Gracias porque cada vez que hablamos con las religiosas —que son quienes viven cada día junto a los más vulnerables—siempre nos piden que os transmita su agradecimiento. Para ellas sois/somos un apoyo real, cercano, aunque nunca hayáis cruzado una palabra. Y para nosotros, percibir ese agradecimiento es uno de los regalos más grandes de este proyecto de vida tan ilusionante.
Este año, más que nunca, he tenido la sensación de que nuestra ayuda forma una especie de hilo continuo que va uniendo historias, personas y lugares sin necesidad de que se conozcan entre sí. Un hilo invisible, firme, cálido, que tiene mucho más que ver con el amor que con la simple cooperación. Una vez más, el país en el que hemos puesto en marcha más proyectos en 2024 ha sido Uganda, seguido por Mozambique, Sudán del sur, Tanzania y Malawi.
En Mozambique hemos puesto en marcha la iniciativa “Mozalbinismo” para apoyar a miles de personas con albinismo con la ayuda de fotoprotectores donados por ISDIN, y mucho apoyo de voluntarios, incluidos dermatólogos y sanitarios de todo tipo. Aún recuerdo las caras de gratitud de muchos de estos niños con albinismo que pude conocer en el Centro de las Mercedarias en Maputo cuando pude viajar allí un año antes. Pero también resuenan en mi memoria las risas y la vida de multitud de niñas huérfanas en Quelimane a las que llevamos en un autobús a una playa para pasar el domingo de su vida. Y por supuesto, como no recordar el reencuentro con Nandiña en Mumemo, una niña que había sido abandonada 10 años antes y que ahora trabaja cosiendo en una escuela de las hermanas Franciscanas Hospitalarias. Recuerdo estos lugares y estas caras revisando las fotografías del viaje:
https://africadirecto.org/mozambique-a-golpe-de-tweet/
A Sudán del Sur también había ido un año antes, y gracias al compromiso y generosidad de nuestros donantes pudimos poner en marcha en 2024 muchos de los proyectos que nos habían solicitado, como la rehabilitación de una leprosería en Wau con las Salesianas, o la construcción de una escuela infantil en Rumbek con las Loreto Nuns. Viajar a lugares tan distantes como Tonj, Gogrial, Malakal o Kodok fue un golpe de realidad que también tengo plasmado en varios videos grabados durante ese viaje: https://africadirecto.org/de-gurei-a-gumbo-parando-a-tomar-las-mejores-galletas-del-mundo/
Y en 2024 pude volver a visitar de nuevo Uganda, donde pude ver multitud de proyectos: https://africadirecto.org/febrero-2024-media-uganda-a-golpe-de-tweet/ . A veces pienso en esas mujeres que, gracias a un pequeño taller, han aprendido a coser y empiezan a sacar adelante a sus familias con tanta fuerza en su mirada… Y en cómo un gesto así —aparentemente pequeño— cambia el rumbo de una familia entera. O en tantos niños que reciben su comida diaria en esos colegios en los que no solo aprenden, sino que también juegan y crecen sabiendo que son importantes para alguien.
Cada viaje para visitar todos estos proyectos de Africa Directo es un enorme regalo, como también lo fue en 2024 el viaje que pude realizar por Tanzania, Malawi y Zambia: https://africadirecto.org/viaje-a-tanzania-malawi-y-zambia-a-golpe-de-tweet/ Allí pude vivir historias que hablan de “cuidados”: el cuidado de jóvenes que quieren formarse para escapar de su pasado y construir una vida mejor (como pude ver con las DMI en Tanzania y en Zambia); el cuidado de bebés que fueron abandonados o cuya madre falleció, y que ahora reciben todo el amor de una comunidad de religiosas y de sus nuevos hermanos en su nuevo hogar; el cuidado de niñ@s con discapacidad y de tantos enfermos que no pueden pagar su tratamiento, pero lo reciben igualmente porque alguien, desde lejos, ha decidido ayudar sin pedir nada a cambio.
Y tantos voluntarios que han puesto su corazón en todos estos proyectos, sin poder olvidar todas esas fisioterapeutas que ayudaron a recuperar su dignidad, y en muchas ocasiones su movilidad, a niñ@s que estaban
ocultos en sus casas; o l@s médicos y profesionales sanitarios de Idiwaka y Misiones Médicas, que siguen tratando y operando sin descanso a multitud de pacientes en Camerún, Costa de Marfil o Uganda; y tantos ingenieros que trabajan desde España (o sobre el terreno) para que en una escuela u hospital puedan pulsar el interruptor y se encienda la luz alimentada por paneles solares. Al final, lo que queda no son los datos ni las cifras —que también importan, claro—, sino las personas. Familias concretas, niñ@s, madres, abuel@s, personas con sus nombres, sus historias y sus sueños y esperanza. Y
detrás de cada un@ de ell@s, estáis vosotros.
Por eso esta carta quiere ser, ante todo, un agradecimiento. Gracias por cada gesto, por cada euro, por cada mensaje, por cada confianza renovada. Gracias porque vuestra ayuda nunca es abstracta: se transforma en comida, en educación, en salud, en protección, en oportunidades, en dignidad. Gracias porque, sin hacer ruido, habéis cambiado —una vez más— la vida de miles de personas.
Os mando un abrazo lleno de gratitud, de mi parte y de la suya.
Que Dios os bendiga y os acompañe siempre.
Muchas gracias y… ¡que Dios os bendiga a tod@s!
José María Márquez_
_Director de África Directo
