2.292

Elena Moreno01-Ago, 2019Butare , Uganda

A simple vista no es una cifra redonda, bonita ni atractiva, pero nunca un número significó tanto para nosotros, ni mucho menos para ellos. 2.292 es la cantidad que hemos conseguido recaudar gracias a los más nuestros. Era el objetivo inicial que nos marcamos al principio de la campaña y era la cantidad que cubría el coste de todos los tratamientos. Y lo hemos conseguido. 2.292 euros que toman la forma de cirugías para Allan o Lydia, andador para Richard, prótesis para Dismas o sillas de ruedas para Christine. Una cantidad que supone un antes y un después en la vida de diez niños. Y qué niños, señores.

Niños que no sólo han tenido la mala suerte de nacer en un país con escasos recursos, sino que además han sido condenados por sufrir un problema mental o físico. Problemas que les han impedido “funcionar” en casa, ir a por leña al bosque o a por agua al tanque. Problemas que lejos de acercarles a sus padres o hermanos, les han separado. Porque aquí la discapacidad de un hijo es motivo suficiente para apartarlo de todo, también de su infancia. En su mayoría, no han cumplido ni
los catorce años y ya han tenido que ver y sentir el rechazo de sus familias por el mero hecho de no ser como los demás. Y por supuesto que no lo son. Porque estos niños son superhéroes. Y nuestra debilidad, para qué mentir.

Richard nació con discapacidad intelectual que se agravó después de que su madre decidiera esconderlo en su propia casa sin acceso al exterior. A sus nueve años n0 había aprendido a caminar y vivía entre una silla de ruedas y el suelo. Ahora, no sólo es una auténtica máquina con su nuevo andador, sino que últimamente se atreve a separarse de este para andar sólo. Y esto en menos de tres semanas. Godwin desarrolló un problema grave de visión tras pasar un mes en coma cuando era pequeño. Este lunes entra en el quirófano, y en el mismo taxi camino al hospital irá con Dismas, que nació con deficiencia focal del fémur y le tomarán medidas para su nueva prótesis. Y no me olvido de Allan, Patience, Lydia, Primah o Christine, que en dos semanas cruzan el país para asistir a su primera consulta antes de la cirugía que lo cambiará todo. Reachal, en cambio, irá a su primera sesión con el logopeda. Tiene una hermana gemela, pero el destino decidió que sólo fuera ella la de la parálisis cerebral.

Y así diez historias tan valientes como sus protagonistas. Historias con las que habéis conectado y que verán su final feliz por vuestra empatía, colaboración y solidaridad.

Padrinos mzungus, habéis devuelto vidas.

Gracias, de corazón.
Seguimos.
Álvaro y Elena