MZUNGU

Elena Moreno27-May, 2019Mzungu. , sensibilización , Uganda

Si has leído sobre África o has estado aquí alguna vez, es muy probable que sepas el significado del título de este post. Mzungu es la palabra con la que se define a los blancos, independientemente de que tu piel sea más o menos tostada, dorada, o estés estrenando bronceado después de unas merecidas vacaciones, aquí siempre serás “el blanco”. Y una estrella del rock, también.

 

Y digo lo de estrella, porque pasar desapercibido se convierte en misión imposible, y más cuando hablamos de zonas rurales donde pueden pasar años entre mzungu y mzungu. Algo tan cotidiano como ir a comprar el pan, puede tomar la forma de una cabalgata improvisada, pero con la diferencia de que aquí la carroza eres tú y no hay ni camellos ni caramelos. Porque da igual lo que estén haciendo en ese momento, mirarte o saludarte se convierte en su máxima prioridad. ¿Por qué tanta expectación?

La realidad es que la palabra mzungu tiene una acepción mucho más amplia de la que mencionaba al principio. Lamentablemente, la gran mayoría nos observa como a una utopía, la representación de una vida con la que sueñan a pesar de no conocerla, la que ven en los anuncios de televisión o en los postes de publicidad. La vida en donde el dinero y la felicidad van de la mano, la del querer es poder. ¿Cómo explicarles que “el mundo de los blancos” no es así? Vivimos en economías que nada tienen que ver y la comparación juega a nuestro favor, en eso estamos de acuerdo. Pero el salón de Pirlo en el anuncio de Heineken o el coche de Messi en el de Pepsi sólo se lo pueden permitir unos pocos, y esto es algo que les cuesta o que no quieren entender. Y sí, aquí el fútbol influye y mucho.

Sin embargo, y esta es mi parte favorita, también te ven como símbolo de prosperidad. No te conocen, ni saben realmente lo qué has venido a hacer aquí, pero algo en su cabeza les dice que vas a cambiar cosas y que tu voluntad es la de dejar una situación mejor de la que encontraste. Las expectativas son muy altas y el tiempo, limitado. Pero a ganas… a ganas no nos gana nadie.

Qué responsabilidad la de ser mzungu, amigos.

Seguimos.

Álvaro y Elena