Fuerte como un león, tierna como una madre.

Guadalupe Martin Laborda05-Ago, 2021D.E.P. , Dschang , Maria Antonia Leon

Así era Madre Antonia.

Un buen día, en 2010 apareció por la oficina Sor Fuencisla, una hermana, ya muy mayor. Venia con unos planos enormes, una ilusión más enorme  y la certeza de que su sueño se podía hacer realidad. Los planos eran de un hospital increíble en un lugar difícil de pronunciar Dschang Batseng´la. Su plan “infalible” era que en su pueblo habían abierto una convocatoria y seguro que la apoyarían si Africa Directo lo presentaba. ¿Cómo no intentarlo? Así que nos pusimos en marcha y tras un estudio riguroso vimos que era viable, empezando poco a poco y confiando, una vez más, en la Providencia. Y una vez más… funcionó. En su pueblo nos aprobaron una ayuda de unos 5.000€ de los más de 800.000€ que costaría al final el de la Gran Hospital Notre Dame de la Sante , lo que le dio alas a la buena de Sor Fuencisla y a sus hermanas en Camerún. A raíz de esto fue como conocimos a Madre Antonia León. Ella iba a ser la directora de la obra del Hospital, nuestra interlocutora.

Para apoyarla fueron a Dschang voluntarias maravillosas: unas jóvenes arquitectos, otras logistas, ingenieros, maestras, médicos, enfermeras,…

A lo largo de dos largos años pasamos por momentos tremendos de tensión máxima, con todo tipo de dificultades, pero ahí estaba Madre Antonia haciendo honor a su apellido y luchando hasta por el ultimo saco de cemento. Era el Hospital de su gente y lo iba a defender contra viento y marea. Si enfermaban las voluntarias o los trabajadores, entonces sacaba toda su ternura y velaba por ellas día y noche como una madre.

Se termino la construcción del mejor Hospital que he visto en el continente. Es posible que haya alguno mejor, pero en este aprecio tanto esfuerzo, tanto trabajo, de tantas personas en España y en Dschang y lo más grande: la mano y el alma de Madre Antonia, por lo que difícilmente podrá ser superado por ninguno.

Pues bien, con la generosidad de donantes increíbles, se terminó la construcción y cuando la buena Madre se disponía a “disfrutar” de su obra…  por esas cosas que para mí son un misterio, la cambian de destino y la envían a Widikum, en la selva, con otro idioma, otra etnia….  No oímos salir de sus labios ni una queja, acepto la voluntad de sus superioras con santa resignación y partió a su nuevo destino dispuesta a hacer el mayor bien posible.

Alla fuimos a verla, a darle la alegría de acompañar a las mejores donantes para que vieran con sus propios ojos el fruto de su donación. Y fue una fiesta. Esos días vividos con ella fueron un autentico regalo, una experiencia inolvidable.  Pudimos ver como la querían todos, chicos y grandes, enfermos y familiares, el personal del hospital, los obreros de la construcción, hasta el “Rey” de la zona que la consideraba su hermana.

Juntas “descubrimos “el manantial de agua que nace en la selva, en la montaña. Que emoción oír el ruido impetuoso de la fuente que abastece al Hospital, gracias al Canal de Isabel II.

¡¡Cuánto bien ha hecho a tanta gente¡¡

Cuando vino a España quiso agradecer personalmente al mayor número posible de donantes y allá que fuimos con ella. Aun recuerdo las palabras que dirigió a una asamblea de importantes inversores, llena a rebosar de jóvenes ejecutivos, genios de las finanzas…. Impresionante presenciar con que sencillez llego al fondo de sus corazones.

En Widikum le quedaba luchar por sus enfermos, luchar literalmente, con la guerrilla y con el ejército. Una guerra silenciada internacionalmente, camuflada tras el nombre de “conflicto”, que está produciendo muchos muertos y violaciones. Madre Antonia decidió mantener el Hospital abierto para heridos de ambos bandos lo que le llevo a una gran tensión, incluso a ser secuestrada. Hace unos pocos días, ya muy enferma, en su convento en Chamberí nos contaba entre grandes risas el secuestro y como consiguió que la liberaran a ella y a los que le acompañaban, y no solo eso, sino que además consiguió la promesa de la inmunidad para el hospital y los enfermos. Así era ella cuando sacaba su alma de león.

¡¡Ay madre Antonia¡¡, cuanto te vamos a echar de menos aquí, en Dschang, en Bamenda, en Widikum… y en cualquier sitio por donde hayas pasado pues eres de esas personas que dejan huella.

Que sepas que en Africa Directo te hemos querido, y admirado porque nos has dado un gran testimonio. Confiamos en que ahora sigas velando por tus amigos entre los que nos encontramos.