¿por qué lo haces?

Guadalupe Martin Laborda24-Jul, 2017africa , motivos

Muchas veces me preguntan ¿Qué haces en Africa Directo? Pero  creo que nunca nadie me ha preguntado: ¿por qué lo haces? No creo que sea por falta de interés sino más bien por discreción. ¿O no? ¿Sera… “por si acaso”? No vaya a ser que este virus se contagie y si me lo cuentas me quede pillado … Porque… ¿Cuántos años llevas  en esto? ¡¡jopetas, 27 años¡¡ Pues parece que es un virus resistente. Mejor no me digas más. Te hago una transferencia mañana, pero no hace falta que me expliques nada.

Y es que la vida puede cambiarte en un momento, aunque aparentemente todo siga igual.

Los domingos lo celebrábamos acompañando al misionero en sus visitas a los poblados,  salíamos de Igwachanya  muy tempranito, casi de noche para ir al más lejano y luego volvíamos parando en  otras aldeas donde nos esperaban hasta la hora que llegáramos, sin perder la sonrisa. En todos ellos nuestro amigo decía misa, bautizaba, confesaba  celebraba bodas y en muchos daba la extremaunción a los enfermos. ¡un festival de sacramentos¡  Mientras tanto nosotros nos comunicábamos a nuestra manera con la gente, todos querían que visitáramos su casa, que tomáramos algo: una mazorca de maíz, una cerveza local…

Como en todas partes, los niños eran los primeros en cogernos de la mano y arrastrarnos a sus chozas. Les encantaba tocarme el pelo y que les cogiera en brazos. Tengo grabadas  en mi corazón sus risas, sus grandes ojos asombrados, sus preguntas sobre ese lugar tan lejano que se llama España. Se mataban de la risa cuando les decíamos que teníamos luz para ver por la noche y no se creían que tuviéramos agua dentro de nuestras casas sin tener un pozo en nuestra aldea. Bueno, también hay que decir que nuestro swahili no era muy bueno, lo que le daba aún más diversión a la charla.

Una día ya muy tarde, en la  última parada, estaba especialmente agotada, deseando regresar a la misión a descansar cuando me pidieron que fuera a una cabaña donde había un bebe muy malito, me agache para entrar  ya que las puertas son muy bajitas, en ese momento una joven de mi edad salía a recibirme, las dos agachadas, nuestras caras a la misma altura, nos miramos a los ojos y misteriosamente me puse en su lugar, me vi saliendo de mi casa para recibir a unos extraños visitantes detrás tenía mi choza completamente vacía, mis niños desnutridos con sus tripitas llenas de gusanos… no sé qué sintió ella pero agarrándome de las dos  manos me dijo “no nos olvides, cuando llegues a tu casa, no nos olvides” Bueno, pues eso, que no les puedo olvidar, seguramente porque son mis hermanos y porque por unos segundos he estado en su piel.