El cine más importante del mundo está en Uganda

áfrica directo07-Dic, 2017

¿Cuánto ha influido el cine en nuestra infancia? ¿Seríamos unas personas distintas si no hubiéramos visto todas esas películas que nos cautivaron cuando éramos pequeños? Esas fueron las preguntas que nos hicimos hace unos meses en el norte de Uganda y queremos explicaros el porqué. El norte de Uganda no es conocido precisamente por tener una gran industria cinematográfica, pero sí por tener un gran campo de refugiados, concretamente el mayor del mundo. El campo de Bidi Bidi alberga a unas 300.000 personas procedentes en su mayoría de la guerra silenciada de Sudán del Sur. Allí es donde trabajamos como voluntarios de una de las muchas ONGs que están presentes en el campo. Nuestro trabajo diario se centra en cubrir las necesidades básicas de la  población. Pero hay una necesidad fundamental que muchas veces se olvida: el derecho de los niños a divertirse.

En Bidi Bidi, más de la mitad de los refugiados son niños. Niños que han pasado por experiencias muy duras a su corta edad, y que necesitan comida y medicamentos, pero también estímulos creativos que les ayuden a divertirse, a ilusionarse y a llenar su mente de ideas que les permitan aprender y aspirar a un futuro diferente. Nos planteamos hacer algo al respecto. Alguna actividad que les ayudara en este sentido. Necesitábamos un proyecto viable, con pocos recursos, pero que llegara al mayor número posible de gente a la vez. Y nos planteamos hacer un cine.

¿LOS GOONIES PARA CAMBIAR UNAS VIDAS?

No sabíamos si ver Los Goonies (Richard Donner, 1985) o La Guerra de las Galaxias (George Lucas, 1977) podría cambiarle la vida a alguno de esos niños, pero, ¿por qué no? Al fin y al cabo cambió nuestra infancia. Así que, con mucha ilusión, nos decidimos a crear el primer cine del campo de refugiados de Bidi Bidi. En unos pocos meses conseguimos tener todo el equipo que necesitábamos gracias a microdonaciones en Internet y preparamos la primera proyección. Casualmente, el día fue el 6 de enero, una fecha con poco significado para ellos, pero mucho para nosotros, que nos creímos una suerte de Reyes Magos con una vieja pick-up en vez de camellos.

Nos pareció una buena idea empezar con cine mudo, para que la comprensión de la película fuera mayor. Así que, ante una gran expectación, Chaplin comenzó a comprobar de primera mano los problemas de la industrialización entre las risas de unos pequeños espectadores que no apartaban su mirada de la pantalla.

La primera sesión les dejó a ellos con ganas de más y a nosotros con una reflexión: reírte con los mismos gags que unos niños del centro de África es la mejor definición posible de la universalidad del cine.

Desde entonces, hemos proyectado muchas y variadas películas, y hemos ido conociendo sus gustos poco a poco. Los documentales suelen triunfar. En concreto, los de naturaleza submarina, que siempre causan debate e impresión a partes iguales. Chaplin ya es un clásico también para ellos, y son fans acérrimos de Indiana Jones, tanto que siempre nos reciben reproduciendo el sonido de su famoso látigo.

LA UNIVERSALIDAD DE LA POBREZA

Recordamos especialmente el día que proyectamos Baraka (Ron Fricke, 1992). Un chico de apenas 12 años se acercó para preguntarnos si en Europa y en otras partes del mundo también había pobres como en África.

Después de hablar con él sobre el tema, comprendimos que algo se estaba moviendo en su cabeza, y todo el esfuerzo cobró sentido.

“Hay una necesidad fundamental que muchas veces se olvida: el derecho de los niños a divertirse. Y les hicimos un cine”.

Lo más complicado ha sido lidiar con la masificación, que nos ha obligado a hacer varias sesiones al día, pero merece la pena, porque las tardes en Bidi Bidi siguen siendo duras y calurosas, pero ahora también son un poco más divertidas, y da gusto verles corriendo hacia la escuela cuando nos ven llegar.

Nos alegra estar compartiendo una parte tan importante de nuestras vidas con todos ellos, y queríamos compartirlo también con vosotros. Creemos que el cine ha tenido una influencia muy especial en nuestra infancia y que también puede tenerla en las suyas, porque divertirse debería ser un derecho primordial y no sólo estamos consiguiendo eso: también mantener más viva su ilusión.

* Anai Meléndez, Pablo de Vega, Almudena de las Heras y Daniel Albaladejo son miembros de la ONG África Directo.

* Fuente de la noticia: Fotogramas Noviembre 2017