No, eso no lo hacemos….
Con frecuencia nos preguntan ¿vosotros hacéis proyectos de traer niños a España para ser operados?
Y respondemos, no exactamente. Pero… excepcionalmente si “casualmente” aparece en nuestra vida una pequeña que precisa atención urgente para salvar su vida… nos ponemos en marcha.. ¿hay otra opción?
Hace muchos años, tantos como 17, un buen día recibimos un SOS urgente de Nieves Crespo, salesiana que dirigía la escuela de Meki en Etiopia: “La pequeña Hannan se nos muere. Tiene una enfermedad del corazón grave y necesita una operación urgente. Tiene casi 5 años y apenas pesa 6 kilos”.
En África Directo nos movilizamos y contactamos con Infancia solidaria, que se ocupó de traerla. La doctora Ana Sendagorta se ocupó de organizar todos los trámites para que fuera operada en el Ramon y Cajal. De allí nació una entrañable amistad entre ambas, amistad que llevo a Ana y a su Fundación, Pablo Horstman, a ocuparse de la salud y bienestar de todos los niños del orfanato de donde provenía la pequeña Hannan.
Pero volvamos a nuestra pequeña Hannan quien un año después volvía a Etiopia completamente curada, incluso había cogido el peso de una niña de su edad. Era un auténtico milagro, la cadena de ángeles se había movilizado a su favor: Ana, su mamá de acogida.; Elena que la trajo literalmente en sus brazos; el cirujano y todo el staff de cardiología del Ramon y Cajal, así como muchos amigos de África Directo y de Infancia Solidaria, con Pepo a la cabeza, ayudaron a que la Misericordia del Señor obrase el milagro y le regalo a Hannan otros 17 años de nueva vida con el corazón reparado.
Hanan, en hebreo significa El Señor actuó con misericordia
En plenas vacaciones de verano recibí este correo de nuestra querida Mª José, desde Meki, Etiopia:
Querida Guadalupe,
Ayer domingo, cuando fui a visitar a las jóvenes y niños del orfanato. Te cuento un poquito de lo que me compartieron entre risas y con mucho cariño.
El martes de la semana pasada despedimos a Hanan. Son muchas las muestras de cariño que hemos recibido desde entonces.
En estos días en que tantos recuerdos vamos teniendo de Hanan, y celebrando mucho su vida y todo lo que nos ha aportado en estos 22 años sus hermanas mayores me contaban de ella:
“Tras haber estado muy enferma en estos últimos tres meses, hace tres semanas que empezó a mejorar, y lo que más quería era ir a la parroquia a cantar en el coro de los domingos. Era la que mejor cantaba, tenía una voz muy bonita. El último domingo participó en la celebración de la misa y los cantos fueron preciosos.
Los dos domingos anteriores quiso ir, pero justo se llovió muy fuerte esos dos días y como el camino era difícil y estaba lleno de barro y agua, no pudo ir a misa.
Hanan, que este último tiempo caminaba con dificultad y siempre acompañada, pero que hacía siempre bromas por todo decía, “tanto que hemos rezado para que llueva y crezca bien el teff y el maíz en los campos…y ha de llover más fuerte que nunca precisamente el domingo pronto por la mañana cuando quiero ir a misa, ¡eso no es justo!
Hanan estaba segura que este nuevo curso, tras celebrar el nuevo año en Etiopía, podría regresar a la escuela para estudiar 10º. Le preocupaba que su clase estaba en el tercer piso y no podría subir tantas escaleras, y Fre le dijo que hablaría con el director y seguro podrían poner su clase en la planta baja….lo contenta que estaba porque no tendría que subir escaleras!
Sus hermanas y hermanos la recuerdan con mucho cariño, dicen que se llevaba bien con todas las personas, que era muy humilde, divertida y con un gran corazón.
Desde que se fue sentimos aún más cerca su presencia y sabemos que desde el cielo nos está cuidando de manera muy especial.
Hanan está enterrada en el cementerio que está junto al orfanato donde han estado viviendo todos estos años. Al día siguiente del entierro todas las niñas y jóvenes del orfanato fueron a visitarla allí para rezar con ella y plantar muchas flores alrededor de su tumba. Sonreían diciendo “de todas, Hanan es la flor más bonita y la que más brilla para todos nosotros que somos y siempre hemos sido su gran familia”.
Unidos en la oración con Hanan y con todas las personas que tanto han compartido con ella en su vida, María José